sábado, 29 de julio de 2023

Un discípulo radical al estilo de San Bernardo

David nos comparte como El Señor le bendijo y le dio animo por medio de las palabras de Luis Esquivel
David Alberto Mijares López

 

Para Luis Esquivel, con todo el cariño, admiración y agradecimiento de mi corazón.


En Enero de 1984, a punto de cumplir 23 años de edad, cuatro años después de mi encuentro personal con Dios y habiéndome graduado ya como Ingeniero, tomé la decisión de ir a Michigan a conocer la Hermandad de los Siervos de la Palabra para ver si era el camino que Dios tenía para mí.

Los últimos 6 meses antes de mi partida, tuve la fortuna y bendición de compartir mucho con Luis Esquivel y ser testigo de una segunda conversión en su vida. Él sería quien tomaría en gran medida muchos de los servicios que yo tenía en la Comunidad Jésed. No pasó mucho tiempo antes de que nos hiciéramos grandes amigos y hermanos.

Una de las cosas que ambos más disfrutábamos era leer y compartir acerca de los santos. Me atrevería a decir que quizás el santo favorito de ambos en aquel entonces era San Bernardo. Juntos soñábamos con ser guerreros de Dios, conquistar el mundo para nuestro Señor, discípulos radicales de Cristo, como lo fueron muchos de los trapenses de su tiempo, entre ellos, San Roberto, San Alberico y San Esteban (Los 3 Monjes Rebeldes), precursores del mismo San Bernardo.

En diciembre de 1983, unas semanas antes de mi partida para Ann Arbor, Michigan, Luis me escribió una carta que a continuación transcribo algunas porciones de la misma. Una de las tantas cartas inolvidables para mí y que tanto me inspiraron a responderle al Señor con todo mi corazón en la vocación que él me dio como hombre consagrado en los Siervos de la Palabra. Fue la primera de un intercambio de cartas que fue muy significativo en mi vida espiritual.

Su estilo "epistolar" es casi como si el mismo SanBernardo lo estuviera escribiendo. ¡Gracias Luis, por toda la gracia que Dios derramó y sigue derramando en mi vida a través de ti!

Carta de Luis Esquivel a David Mijares escrita el Viernes 23/DIC/83.

"David hermano:"

¡Dichoso el hombre que ama a Dios como tú lo haces! De veras que me dio mucho gusto recibir tu carta. Veo que tu corazón de hermano y pastor no me ha dejado en Paz. Y también veo por los hechos que no has dejado de molestar incluso hasta la imprudencia a Dios pidiendo por mí.

No te preocupes, yo también lo he molestado hasta el atrevimiento- por ti. Oro y ruego porque Él te confirme en tu vocación y en tu decisión.

Cualquiera que te viera pensaría que ya te as decido suficientemente por Dios, más tú y yo sabemos que jamás es suficiente, que jamás se es demasiado molesto, imprudente o atrevido cuando se trata de Dios...

Hoy más que nunca, es necesario corresponder a ese Amor ¡Somos unos necios unos ciegos, unos ingratos, unos cobardes si no lo hacemos! ¿Cómo no corresponder a Dios?

¡Ah Mijares! Al leer tu carta recordé algo que incesantemente traigo a la memoria: ¡hace tiempo que se me acabó la libertad! Una libertad abominable, nauseabunda, una libertad esclavizante, una libertad que aborrezco y que no deseo: la libertad de permanecer tibio, indiferente o estancado. ¡Que nadie en Jésed tenga esa libertad! ..

¿Cómo decir a los hermanos y hermanas de la Comunidad sobre todo a los del equipo de  evangelización que no basta con evangelizarlos?

¡Que no basta ni siquiera que conozcan a Dios y entren en la Comunidad!

Es necesario enseñarles con nuestra vida, con nuestro ejemplo que Él es el Tesoro que no habían encontrado, que É1 es el Único digno de ser amado con todas las fuerzas, con toda la mente, con toda el alma ¡Oh Dios! ¡Qué compromiso, Mijares! ¿Cómo entonces ser tibios al buscar a Dios? ¡Cómo no ser radicales ante esto! ¿Cómo poder dejarse llevar por el desánimo de un revés irrelevante cuando tenemos que mostrar toda la fortaleza que Dios da a sus hijos? Ante ellos, ante el mundo, ¡Somos el Rostro de Dios! ¿Cómo poder ser débiles, temerosos, indiferentes, negligentes? ¿Cómo no sacar 1o precioso de lo vil" para poder llegar a ser como su boca? ¿Cómo no amar a Dios por sobre todas las cosas, por sobre sí mismo? ¿Cómo no buscar -ante todo- el Reino de Dios y su Justicia? ¿Cómo no ser atrevidos al pedir a Dios, al suplicarle? ¿Cómo no ponerlo en aprietos en la oración? ¿Cómo no tener ideales altos si Él es nuestro Ideal? Hermano: ¿CÓMO NO SER RADICALES?

Mijares: si de Él es la obra, y yo no soy más que un siervo inútil".

No dudes hermano. Ahora soy yo el que te dice: "¡de mí te vas a acordar!". Que nadie jamás me llame a mí o a alguno de esta Comunidad (especialmente si están encargados de alguna porción del pueblo de Dios) "delicado soldado" sin estar ofendiendo, al mismo tiempo, la obra que Dios ha hecho en nuestras vidas; que todos tomemos las armas y el escudo sin vacilar, que sigamos incondicionalmente al Capitán en la batalla, porque con Él "pasaremos hambre, frío, desnudez" pero siempre tendremos la victoria.

Hermano: SÉ RADICAL. Te extraño y te amo en Cristo

Luis Esquivel.


Unos meses después, al comenzar a tratar de evangelizar "latinos" en Michigan, me encontré en medio de un tiempo de desánimo al ver el poco fruto de mi esfuerzo. Por un lado, mi corazón quería "comerse el mundo para Cristo" , pero por otro, los que respondían (al menos en la forma que yo quería verlos responder) eran muy pocos.

Después de escribirle a Luis acerca de esta situación, recibí una carta suya que hasta la fecha la sigo "recitando" cuando me toca compartir con otros el llamado que tenemos de predicar la Buena Nueva del Reino de Dios a toda la creación.

Carta de Luis Esquivel a David Mijares con fecha de Abril 1984.

Escucha Mijares: Aunque sean pocos latinos y estén recelosos ¡Dios es más grande! ¿Acaso crees que su incredulidad, su desconfianza y la dureza de su corazón son más grandes que el Poder del Dios Majestuoso, el Dios de la Tormenta, el Dios de los Ejércitos, el Rey de Reyes, el León de la Tribu de Judá, el Señor de Señores? ¡Mira a Josué y Caleb!, Dios será capaz de decirle a Josué que basta tocar unas trompetas ¡Qué absurdas armas de combate! - para que aquella gran muralla que rodeaba Jericó se derrumbara. Y Josué se atrevió a confiar en Dios. Y las murallas cayeron. ¿Cómo no esperar entonces que las gigantescas murallas de la indiferencia y la desconfianza no se derrumben - como las de Jericó-- con el Gran Poder de Dios? ¡Toca la trompeta! ¡Proclama la Palabra de Dios! ¡Desenvaina la espada! ¡Anúnciales que el Rey ya viene, que Él les ama! ¡Grítales, diles que Jericó caerá, que las murallas de la indiferencia y el escepticismo caerán! ¡Diles a esos latinos desconfiados hijos de su pelona que una espada los penetrará y sus vidas cambiarán!

Quizá les parezcamos ridículos, tocando unas trompetas, quizá nos vean débiles, sin armas, se asombrarán cuando se vean desnudos, sin murallas. Caerán, hermano, caerán, ni siquiera tienen la opción de huir: están sitiados. Sólo una cosa impedirá que ellos no fueran pasados por la Espada: que dejaras de tocar la trompeta, que cesaras de proclamar la Palabra de Dios, que envainaras de nuevo la Espada... te conozco, hermano, te conozco, y conozco también el gran Poder de Dios: ¡Jericó caerá! ¡De nada le servirán sus inmensas murallas! ¡Dios la hará polvo! ¡Ya estuvo!

Tu hermano en Cristo, Luis Esquivel

Nuevamente, muchas gracias Luis, por la ofrenda de tu vida al Reino de Dios y por el fruto que tu ejemplo ha dado en la vida de muchos de nosotros.


jueves, 27 de julio de 2023

Viviendo en el Amor Misericordioso de Dios

María del Carmen Sáenz de Villarreal y Valdemar Villarreal
María del Carmen Sáenz de Villarreal

Viviendo en el Amor Misericordioso de Dios


En el marco de la celebración del XXX Aniversario de nuestra querida Comunidad Jésed y acabando de conmemorar el Día de la Misericordia de Dios, quiero aprovechar la oportunidad que se me da de Proclamar el Nombre, la Gloria y la Misericordia de Dios por la obra que ha hecho y seguirá haciendo en mi vida y en la vida de mi familia. 

Todo comenzó hace casi treinta y un años cuando al principio de mi matrimonio me fue detectado un cáncer en la parte inferior de la lengua. Valdemar y yo no teníamos hijos. El proceso para curar esa enfermedad fue aproximadamente de un año, en el que el Señor nos unió como matrimonio, nos acercó a Él, nos permitió conocer el nacimiento de esta Comunidad que tanto amamos, conocimos a Eduardo y Heloise Garza, a sus hijos y a los hermanos universitarios de aquel tiempo, los cuales, desde entonces han sido una bendición para mi vida, pues fue por su testimonio de amor a Dios y de celo por vivir este estilo de vida que pude dar respuesta al Señor que nos invitaba a abrazar este llamado a la Vida Comunitaria.

En oración, yo le pedía a Nuestro Señor que me enviara como señal muy clara de que ÉI me iba a sanar de mi padecimiento, la bendición de un bebé, pues hacía tiempo que queríamos experimentar el ser padres. Esto sería una prueba de que Él estaba conmigo y aumentaría mi Fe y mi Amor por ÉI.

En Abril de 1980, después de infinidad de estudios y diagnósticos, los médicos recomendaron una Cirugía Radical de Cuello y Resección de la parte inferior de la lengua donde estaba el problema.

Pasé por ese proceso, por cierto muy pesado pero siempre con la compañía fiel del Señor, de mi esposo, del resto de mi familia y de todos los hermanos que siempre estuvieron conmigo dándome su amor, su apoyo, sus palabras de ánimo y recordándome las promesas que Dios hace sus hijos. Desde entonces el Señor había hecho una Alianza de Amor con nosotros y nosotros con nuestros hermanos: "Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio" (Romanos 8,28). Este texto me acompañaría, sellaría mi corazón y me sostendría en todo este proceso.

Pasado un mes y medio de la cirugía, el médico nos dio la maravillosa noticia de que estaba  embarazada. El Señor nos había respondido y me había regalado el don de la maternidad. Cuál sería mi sorpresa que de acuerdo a los datos del médico para el día de la cirugía ya estaba esperando a mi primera bebé, Alejandra.

Qué hermoso es experimentar la fidelidad de Dios en cuanto a la respuesta muy clara de lo que le había pedido. ¡Grandes cosas has hecho por nosotros Señor! Después de 18 años del nacimiento de nuestra primera hija el 31 de Mayo de 1999 el Señor visitaría de nueva cuenta a nuestra familia y permitiría tiempo de prueba, de dolor, de angustia, de temor, pero su Amor y su Misericordia se volverían a hacer presentes.

Ale tuvo un accidente automovilístico muy fuerte, sucedió en la esquina de nuestra casa. Cuando llegué al lugar y la vi, fue muy impresionante ver su cara y cabeza inflamadas y ya con signos de  inconsciencia.

En ese momento clamé al Señor para que enviara a sus ángeles en nuestro auxilio y abriera la circulación de las calles, pues eran las 6:40 p.m., a esa hora hay mucho tráfico y nosotros necesitábamos llegar rápido al hospital.

El Señor nos permitió llegar bastante pronto y recibir atención en Urgencias del Hospital San José. El doctor Jesús Ibarra ya nos estaba esperando y, al poco tiempo, el diagnóstico fue "traumatismo craneal severo" . Estaba muy grave, en alto riesgo de perder la vida.

En ese momento experimenté dolor y desprendimiento en mi corazón a la vez que el Señor me inspiraba llamar rápido a un Sacerdote para que le diera auxilio espiritual y estuviéramos preparados para que la voluntad de Dios se realizara. Llegaron Padre José Abramo y Padre Manuel García, auxiliaron a Ale administrándole el Sacramento de la Unción de los Enfermos, vino la paz del Señor a mi corazón y desde ese momento confié en que mi hija estaba en manos del Señor y en el regazo de Nuestra Madre la Santísima Virgen María y me mantuve en constante oración clamando a la Misericordia de Dios y esperando se hiciera su Santa Voluntad en mi hija y también en nosotros.

Padre José Abramo me recordó y me confortó al decirme que Ale había sido una señal de Dios para nosotros y que como tal el Señor la preservaría y que confiáramos en ÉI.

Esa misma tarde, de manera casi inmediata empezaron a llegar los hermanos al hospital. Pude experimentar la fidelidad a esta Alianza de Amor que nos une y en ningún momento experimente la soledad ante la prueba. Estoy muy agradecida por su amor incondicional, su apoyo, su oración, su servicio práctico, por su respuesta a esta Alianza que el Señor ha querido hacer en medio de este pueblo, y no solo eso, sino que esta necesidad de oración trascendió a todas las Comunidades de la Espada del Espíritu y pudimos ver la bendición que tenemos de estar unidos en oración y clamor al Señor por una misma causa.

En esos días de incertidumbre, experimenté la invitación de Nuestra Madre Santísima a vivir con ella todo el dolor que experimentó en la Pasión y Muerte de su Hijo Jesús. Me uní a ella en el sufrimiento, ofrecí mi dolor y doy testimonio que fue a través de la Oración diaria, la Misa y la Eucaristía, el rezo del Santo Rosario, la cercanía de nuestra familia y del apoyo de infinidad de hermanos que pude sostenerme en pie hasta que el Señor obrara su Santa Voluntad en nosotros.

Recibimos palabras proféticas y lecturas de muchos hermanos de la Comunidad Jésed y de hermanos de otras comunidades a los que el Señor les inspiraba y les revelaba lo que era Su plan para Ale y para nosotros. Todo eso nos aumentaba nuestra esperanza y confianza en el Señor y yo lo guardaba en el corazón.

Pasamos dos semanas en donde la angustia, por el lado humano, pero también la esperanza se hicieron presentes en todo momento. Para la Gloria de Dios, la inflamación en el cerebro de Ale empezó a ceder, ella empezó a reaccionar, los médicos no sabían hasta donde se había dañado su cerebro, pero el Señor estaba dando muestras claras de que su voluntad era dejar a nuestra hija Ale un tiempo más junto a nosotros. ¡Qué grandes son tus bondades Señor! El MILAGRO de Dios en la vida de nuestra hija se había dado, el caminar de la mano de nuestra Madre la Santísima Virgen María, el que ella presentara a su Hijo Jesús esta petición, había arrancado de su corazón amoroso una oportunidad de vida para nuestra hija.

Gracias sean dadas al Padre por medio de Nuestro Señor Jesucristo.

Yo creo que el Señor tiene un propósito para todos sus hijos, pues É1 quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad (1Tim. 2,4), por eso pienso que quiso alargar el tiempo de vida de Ale, quiso manifestar su Gloria y su Poder en su vida.

El Señor permitió una transformación en la vida de Ale y en nuestra familia a través de esta experiencia: nuestra unidad y amor al Señor se acrecentaron, nuestra Fe se fortaleció, el Señor nos dio un corazón agradecido por darnos la oportunidad de ser tus testigos, É1 nos dio las capacidades físicas y materiales para ser sus instrumentos en todas sus terapias de rehabilitación. En todo este tiempo no experimenté cansancio ni fatiga, pues solo quería contribuir a la recuperación de Ale.

¡Gracias Señor por permitirme ver con asombro su recuperación, el retomar de nueva cuenta todas las habilidades que se habían perdido por el traumatismo, el disfrutar con ella y el gozarme en la Misericordia de Dios pues fue sorprendente su recuperación!

En el mes de Diciembre de ese mismo año, el neurólogo la evaluó nuevamente y, para la mayor Gloria de Dios, su cerebro estaba perfectamente bien, todas sus habilidades se habían recuperado; solo había la cicatriz del traumatismo, igual que otras cicatrices que quedaron en su cuerpo como señal de la Manifestación de la Gloria y del Poder de Dios.

El médico la dio de alta y nos animó a inscribirla en la Universidad. Finalmente, para mayor Gloria de Dios Ale se recibió de Licenciada en Administración Financiera, algo que le demandó mucho esfuerzo y gran ayuda de Dios.

Hoy en día Ale está felizmente casada con Gerardo, que es un hombre de Dios que conoció en Comunidad Jésed y viven en Seattle. Pero Dios no se olvida de Su Alianza y ellos participan en la Comunidad de Seattle y de Vancouver y sirven en el cuidado de jóvenes y niños. No cabe duda que el Señor es fiel a sus promesas.

Muchas gracias, Señor, por tu Amor, por la oportunidad de buscar y encontrar tu Rostro y por la obra que estás haciendo en nuestras vidas.

Bendito sea tu Nombre desde ahora y para siempre. Amén.


martes, 25 de julio de 2023

Los Ojos de Dios

La Familia Hernández Parra, nos narra la historia de como Dios sanó a Juan Pablito
Familia Hernández Parra

Los ojos que Dios le regaló a Juan Pablito

Después de un largo trabajo de parto de 22 horas nació nuestro bebé Juan Pablo a las 10pm del 10 de enero de 2003. El bebé nació con un problema en sus ojitos, era como si estuvieran cubiertos por una membrana de color gris azulado.

El desde el momento en que nació me di cuenta de la situación, ya que me permitieron poder estar en el parto de nuestro hijo, y el pediatra me lo confirmó en el área de cuneros. Inmediatamente habló con un oftalmólogo amigo suyo para que evaluara a Juan Pablito y así lo hizo.

Al día siguiente a primera hora lo revisó, pensó que podría ser glaucoma, pero necesitaba hacer una revisión bajo anestesia general, ya que no podía medir la presión de sus ojitos por el movimiento del bebé; se programó a los siete días de nacido. Anestesiaron a Juan Pablito para revisarlo y su resultado fue que no era glaucoma, el mismo médico invito a otros alumnos suyos apunto de graduarse de oftalmólogos del Tecnológico de Monterrey a ver qué podían diagnosticar.

Ellos junto con el doctor no vieron nada que operar, no tenían diagnostico para lo que presentaba el bebé. Él nos sugirió que lo lleváramos a revisión cada semana, mientras él buscaría en Internet, documentos, libros y consultando a otros colegas oftalmólogos e incluso fuera del país para ver si alguien tenía un caso parecido.

Así lo hicimos durante cinco semanas, fue un tiempo muy difícil ya que cada revisión era la ilusión de que nos pudieran dar algún diagnostico y al menos saber qué tenia o qué podíamos hacer por nuestro bebé, pero no había diagnostico. Así es que cada vez que salíamos de la consulta era un "No, no hay cura, no sabemos qué tiene". Salíamos desconsolados, tristes, con nuestro bebé en brazos, solo por inspiración del Señor lo único que hacía mi esposo era llevarnos al Santísimo Sacramento a orar por nuestro bebé y ofrecérselo al Señor, pues viendo toda la situación el único que lo podía sanar era ÉI. 

Después las consultas fueron cada dos semanas y fue lo mismo. El pediatra del niño, Dr. Juan Alberto Robledo, junto con el doctor Luís Larrazabal, oftalmólogo del niño, convocaron una mesa redonda de oftalmólogos aquí en Monterrey, donde presentaron el caso y no hubo respuesta. También lo llevaron a México y dado que aquí no había cura ni solución llevaron el caso a Houston Texas a unas conferencias de médicos donde presentaron el caso para ver si había alguna respuesta, y no, no tuvieron éxito. Les dijeron que era un caso difícil, mientras, ellos seguían investigando.

Nosotros nos dimos cuenta que el color gris empezaba a ceder un poco. Hablando con unos familiares pediatras nos recomendaron a otro oftalmólogo para una segunda opinión; al verlo el doctor casi nos aseguro que se trataba de glaucoma y nos dijo que quería revisarlo bajo anestesia para checar la presión de los ojitos y confirmar su diagnostico.

Revisaron a Juan Pablito un sábado y en ese momento se decidió tomar una biopsia de sus ojos. El siguiente martes nos dieron los resultados y el doctor nos pido una disculpa por no poder diagnosticar al bebé.

El viernes siguiente nos habló una hermana para informarnos Sobre una Misa de sanación que se hace cada mes. Llevamos a Juan Pablito y fue una misa muy especial ya que inicia temprano y termina con la Misa en la noche, aunque nosotros llegamos solo a la Misa, parecía que nos estaban esperando ya que no batallamos para estacionar el auto y, a pesar de que la iglesia estaba llena se nos acerco un niño y nos facilitó una silla para alimentar al bebé.

El niño se nos acercó en momentos bien especiales de la Misa. Me dijo ¿Traes agua mujer? Saquen su agua porque viene el padre a bendecirla y esa agua se la dan a tomar al bebé y se la ponen en sus ojitos.

Nosotros percibíamos un olor a rosas durante toda la misa. Después le dijo a mi esposo -Párense aquí y acerca al bebé porque viene el padre con el Santísimo a bendecirlos- y así fue. Al final de la Misa lo buscamos para darle las gracias pero ya no lo volvimos a ver, curiosamente días después probamos el agua que estaba dulce y sabía a rosas, era agua de botella como cualquiera.

Días después nos habla el oftalmólogo del bebé para decirnos que ya tenía los resultados de la biopsia. "Mucopolisacaridosis" , decía que era una enfermedad genética, incurable, que disfrutáramos al bebé así como estaba ahora, pero que tendríamos que realizar otros análisis para confirmar este resultado. 

Estos serian en los laboratorios del Centro de Investigación de Minnesota (EU). Esta enfermedad es tan rara que sólo le da a 1 entre mil niños. Nos pidió que no buscáramos nada de esa enfermedad, pues lo más importante era tener y no perder la paz que solo Dios nos puede dar.

Por esos días El Señor nos dio un sentir en el cual nos decía Quiero que vengan a mi corazón a diario como familia, porque en realidad aquí es donde van a ver los milagros. Sentimos que quería que le lleváramos a diario al bebé, a orar con él y escuchar su corazón.

Este sentir fue confirmado por un hermano en una asamblea de la Comunidad Jésed que nos dijo El Señor quiere que todo lo hagan en familia los tres ,y así lo empezamos a hacer: íbamos a horas santas, oración de sanación por todos lados donde nos avisaban, lo visitamos a diario en el sagrario; todo lo hacíamos con la fe en que el Señor lo sanaría.

El bebé ya tenia 4 meses y se acercaba el día de Pentecostés. Ese domingo en la mañana al ver la cruz de Cristo algo dijo en mi interior -Hoy es el día en que va ocurrir un milagro en tu hijo, se lo comenté a mi esposo y él me creyó y me dijo que sí. Le pedí que nos vistiéramos los tres de blanco y con esa confianza fuimos.

Nuestro regalo llegó, se expuso al Santísimo Sacramento y el Señor nos decía que pasáramos a tocarlo. Juan Pablito pasó con sus padrinos y nosotros atrás de ellos. Vimos cómo un hermano que se encontraba al otro extremo vino directamente hasta nuestro bebé lo toco y oró por él. Nosotros creímos que en el momento en que el bebé tocó al Santísimo Dios lo sanó.

Al siguiente día, seguros de que Dios ya había hecho su parte, le tocaba a la ciencia hacer su investigación y con la confianza en El Señor, llevamos las muestras al Hospital San José en convenio con el Centro de investigación de Minnesota. Investigaron la orina y sangre del bebé; los resultados tardarían un mes en llegar.

En ese tiempo estuvimos en paz disfrutando de nuestro bebé confiando y escuchando al corazón de Jesús; mientras, los ojos se iban aclarando poco a poco. Un domingo en la tarde nos habló el director de patología del hospital San José muy sorprendido, para darnos los resultados de los análisis, pues conocía del caso de Juan Pablito. Nos dijo que los resultados eran NEGATIVOS, el bebé estaba sano; todo estaba dentro de los niveles normales de un bebé de su edad. En esa semana sus ojos se limpiaron por completo y el oftalmólogo, con los resultados en mano, cuando lo vio nos felicitó; decía que estuviéramos contentos pues sus ojos estaban totalmente claros y que, a pesar de no tener diagnostico, podíamos decir que son unos ojos sanos, que a lo mucho podría usar lentes pero que le diéramos gracias a Dios por el milagro que nos había regalado.

Después fuimos con su pediatra que ya sabía de los resultados y nos dijo -Es un verdadero milagro. Si alguien me hubiera platicado esto antes, yo no lo habría creído, pero ahora creo porque lo he visto -. Desde entonces vemos la cruz de Jesús en su consultorio. 

Ahora Juan Pablito tiene 6 añitos y usa lentes. Tiene unos ojos muy especiales, pues la gente que no lo conoce le dice que son muy bonitos. Creemos que son los ojitos que Dios le regaló.

Les compartimos esta parte de nuestras vidas dándole Gloria a Dios que por su gran misericordia se muestra en nuestras vidas.


sábado, 15 de julio de 2023

Gracias a Dios por sus obras

Elsa Aburto de Marenco nos comparte el nacimiento de Pablo su hijo
Elsa Aburto de Marenco


Acción de gracias a Dios por su amor y su misericordia para con Pablo y para nuestra familia

Eran aproximadamente las 11:30 de la noche cuando sentí que la fuente se rompía. Al menos eso parecía ser ese líquido que salía como un río de mí. Llamé al doctor por última vez en el día y fue cuando me dijo que era inminente: Pablo nacería muy pronto.

Este era mi primer parto y me sentía nerviosa y a la vez feliz por tener la dicha de al fin conocer a mi primer hijo. Era un bebé hermoso que por ser un poquito prematuro pesó 2.750 gramos y midió 51 cms. Todo estaba en orden, aunque al terminar el trabajo de parto y la cesárea me encontraba agotada. El día entero pasó sin contratiempos.

Recibimos visitas de muchas personas que nos acompañaban en el gozo de tener a Pablo en este mundo.

Al despertar a las 7 de la mañana del día siguiente, lo primero que escuché fue la VOZ de Sergio (mi esposo) diciéndome que teníamos que entregar a nuestro hijo en las manos de Dios nuestro Padre, pues el doctor indicó que lo iban a someter a un cateterismo cardiaco. Su corazón no estaba funcionando correctamente, desde el nacimiento padeció una obstrucción en una de las válvulas. Me incorporé en la cama y oramos y lloramos, lo pusimos ante el altar de Dios y me despedí de él, ya que se lo llevaban a otro hospital.

Así es como comenzó nuestra aventura de ser papás de un niño tan especial. El cateterismo salió bien aunque no lo suficiente. De ahí en adelante vivimos una verdadera montaña rusa de emociones, puesto que las complicaciones en su salud afloraban a cada momento Cada día era un reto para sobrevivir y el campeón luchaba por la vida.

Es increíble ver las ganas con que los bebés en situaciones tan extremas luchan y se sobreponen a cada uno de sus grandes obstáculos. Algunas de esas dificultades (y que sorteamos de la mano del Señor) fueron: un segundo cateterismo, una operación del píloro y otra operación para el reflujo, dado que no podía mantener los alimentos en su estómago, dos cambios de sangre, ictericia y la subida de la bilirrubina a niveles peligrosos.

Pero el más terrible de todos fue que debido a una fuerte convulsión, le hicieron varios estudios y diagnosticaron que Pablo no caminaría o no sería capaz de hablar.

Vivimos un día a la vez, a veces con noticias buenas y a veces malas; pero siempre con la oportunidad de entregar a nuestro Isaac en el altar.

Algo hermoso que recibimos en este tiempo, fue el apoyo incondicional de nuestra familia y de hermanos de comunidad Jésed; literalmente cientos de visitas, llamadas y correos de esta y otras comunidades con el mismo mensaje: "estamos con ustedes en oración".

Nos visitaban a veces hasta 30 personas a la vez, y no teníamos lugar en la sala de espera del hospital para recibirlos.

Eso me mantuvo firme, con la convicción de saber que Dios me ama a través de Su pueblo y a mi hijo también.

Pasó un mes y medio de esto y finalmente dieron de alta a Pablo, superando sus problemas principales. 

El dolor físico de Pablito no cesó, pero él siguió luchando hasta que con mucho esfuerzo se recuperó. 

Hace 7 años de esto y después de terapias, muchos doctores, lentes y aparatos auditivos, hoy podemos decir con mucha alegría que ¡toda su persona es un milagro! Lo veo crecer, al lado de sus dos hermanas, que también son una gran alegría y bendición.

Hoy va a la primaria como un niño normal, practica karate y come como si estuviera en plena adolescencia.

Al acompañar a Pablo no me olvido de las obras de mi Dios y no puedo dejar de decir que la Gloria sea para El por los siglos de los siglos.


viernes, 14 de julio de 2023

Caso de encefalitis y como Dios me sanó.

Diana Segovia comparte su historia de como Dios la sanó de una encefalitis
Diana Segovia

Dios me sanó de mi encefalitis

Yo contaré acerca de un punto importante en mi vida, un momento en el que Dios me marcó mucho. 

Fue en enero del 2007, cuando de pronto me dio una enfermedad muy grave llamada encefalitis viral, esto es una inflamación del cerebro por alguna bacteria que entro hasta ahí.

Y muchas cosas que les contaré es lo que me han contado mis papas y mis amigos ya que yo no me acuerdo específicamente de todo lo que sucedió.

Recuerdo que un día después de la prepa me empezaron a doler mucho los empeines de los pies: yo lloraba del dolor que tenía y rápidamente me llevaron al doctor, y éste dijo que eran reumas, que era normal que pasara. Después de ir al doctor mi mamá y yo nos fuimos rápidamente a la casa y ahí ella me dijo que metiera los pies a una tina con agua caliente para que se me fuera disminuyendo el dolor, pero esto no pasó ya que cada vez me dolía mucho más.

Lo último que recuerdo es que me quedé dormida con un dolor impresionante que ya no podía más con él. Después de ese día ya no recuerdo qué fue lo que pasó, pero mis papás me dijeron que al día siguiente ya no reaccionaba igual, hablaba muy lento, caminaba muy lento también y pues ellos se empezaron a preocupar.

Pero después de dos días yo ya estaba completamente en cama, ya no hablaba, no caminaba, no reaccionaba ante nada, no conocía a mi hermana, sólo a mis papás, pero ellos me tenían que gritar para poder reconocerlos.

Mis papás me llevaron rápidamente a un hospital y el neurólogo de ese hospital dijo que no tenía nada, que estaba deshidratada y que me llevaran de regreso a la casa. Pero al día siguiente me puse peor, así que me llevaron de nuevo a otro hospital.

Se tardaron aproximadamente un día completo en detectar qué era lo que tenia. Los doctores le preguntaban a mis papás si me había drogado o que si había tenido algún shock traumático, que a lo mejor por eso no reaccionaba ante nada. Pero después de tantos y tantos análisis descubrieron que tenía encefalitis viral.

El doctor salió de urgencias a decirle a mi mama que estaba muy grave, que no tenía muchas esperanzas de vida, ya que esa enfermedad no era cualquier cosa; que les avisara rápidamente a sus familiares para que todos se estuvieran preparando por si yo ya no sobrevivía, o si sobrevivía quedaría con secuelas, como con parálisis cerebral, o paralítica, o inmóvil de algún lado de mi cuerpo.

Como yo soy alérgica a la penicilina y ese medicamento era el que me iban a poner, pues se tardaron mucho más en encontrarme uno que pudiera hacer el mismo efecto. Así es que tuvieron que ir mis papás a otro hospital a conseguir el medicamento y poder dármelo.

Tardé aproximadamente dos días en reaccionar, y para esto, los doctores estaban muy sorprendidos, porque decían que era imposible reaccionar tan rápido, que muchos pacientes se tardaban hasta un mes en poder reaccionar.

Para esto mi mamá les dijo que Dios es muy grande, que muchas personas estaban orando para que me sanara y ya estaban viendo que Dios estaba actuando en mí, y por supuesto que los doctores estaban sorprendidos.

Fueron muchas personas de comunidad a visitarme, tantas que las enfermeras estaban impresionadas de que era la única paciente que tenía tantas visitas. De estas visitas me acuerdo muy poco, pero en esta situación se ve el gran amor que Dios nos tiene a través de nuestros amigos y hermanos que están con nosotros en las buenas, pero incluso en las malas, y que nos apoyan incomparablemente.

Algo importante que pasó también es que estando ahí en el hospital, yo veía ángeles alrededor mío, que estaban orando por mí, y luego me quedaba dormida porque el medicamento era muy pesado. Pero después me despertaba y le preguntaba a mi mamá que a dónde se había ido toda esa gente que estaba orando por mí, y claro que ella me decía que no había nadie porque sólo yo podía verlos.

Otra cosa es que soñé que entraba a un cuarto con muchos niños ardiendo en temperatura y a punto de morir, yo me dirigía hacia una niña, le imponía mis manos y oraba un momento por ella, y después de eso la niña se sanaba, se le quitaba la temperatura. Recuerdo perfectamente que desperté y le dije a mi mama: Ve y dile a la señora del cuarto de al lado que su hija que tiene mucha temperatura y que tiene la misma enfermedad que yo, se va a sanar, a pesar de todos los infartos que ha tenido". Mi mamá tardó en decirle, pero de tanto que yo le insistía fue y le dijo a la señora, y como un mes después de ese sueño que tuve la niña se sanó por completo, no tuvo ninguna secuela en el cerebro, y la verdad fue algo que me impresionó muchísimo de cómo Dios se manifestó a través de un sueño mío.

Después de estar como tres semanas en el hospital empecé a mejorar considerablemente y pude salir de ahí. Llegué a mi casa, me sentía contentísima de poder seguir con vida y sin ninguna secuela, y le daba muchísimas gracias a Dios de la segunda oportunidad que me dio de vivir.

Recuerdo incluso que soñé con mi bisabuela (ella ya falleció) que estaba en un lugar donde había  muchas nubes y lleno de luz y que me decía que estuvieron todos allá orando mucho por mí, que Dios les concedió que yo saliera con vida del hospital y que saludara mucho a mis papas y a mis abuelos, y eso me conmovió muchísimo, el saber que incluso mi bisabuela y todos los que estaban con ella le pidieron a Dios que saliera con vida.

Después de salir del hospital yo le insistía a mi mama que quería regresar a la prepa, y ella al principio decía que no, que ya me daría de baja para que regresara hasta el siguiente semestre ya que había perdido como un mes y medio de clases, pero después de tanto que le insistí me dejó ir, y claro que batallaba mucho para poder subir hasta mi salón y para concentrarme en clases.

Yo estaba en una prepa en la que se presentaba examen todos los días y pues a la hora que tenía que estudiar por más que estudiaba y estudiaba nada se me quedaba. Podía estar estudiando una hora una oración se me olvidaba a los cinco minutos, y reprobaba todos los exámenes. Por supuesto que lloraba mucho por esto.

Hubo un día en la escuela en el que me empecé a sentir muy mal, me dieron unos dolores de cabeza impresionantes y el doctor había dicho que si esto pasaba me llevaran rápido al hospital. Así es que fuimos y me hicieron unos estudios, en los que el doctor me dijo que mis neuronas estaban inflamadas y que por eso a la hora que quería estudiar nada se me quedaba. Me recetó un medicamento para esto; lo tendría que tomar de por vida para poder desinflamar poco a poco las neuronas y poder seguir estudiando. Lo malo de este medicamento es que daba un sueño impresionante, en la escuela yo me quedaba dormida como por dos clases seguidas hasta que mi cuerpo se fue acostumbrando a él.

Recuerdo que mi sueño era poder graduarme junto con mis amigas de la prepa y después de eso irme a hacer Brecha a Estados Unidos, pero cada vez lo veía más lejos, ya que reprobaba todos mis exámenes.

Pero justo una semana antes de que se terminaran las clases pude pasar mis exámenes. Yo estaba contentísima porque pude graduarme en el auditorio junto con mis amigas. Después de eso pude irme un semestre a hacer Brecha a Minnesota, Estados Unidos.

Después de estar tomando el medicamento como un año, si no es que un poco más, fui de nuevo con el doctor y él me mando a hacer otro análisis para checar mi cerebro, y se asombró de que mis neuronas ya no estaban inflamadas. Así es que me mandó a hacer otro análisis extra para estar seguro de lo que estaba viendo, y definitivamente me dijo que sí, que mis neuronas ya no estaban inflamadas y que podía suspender el medicamento que iba a tomar de por vida.

El Señor me tocó asombrosamente con esto de la enfermedad que tuve, ya que definitivamente me dio una segunda oportunidad de vivir, porque incluso quedé sin ninguna secuela; estoy perfectamente bien de salud.

¿Y cómo Dios cambio mi vida? Mi vida cambió impresionantemente, ya que aprendí a valorar muchísimo más a las personas que quiero, a mis amigos, mis papás, mis abuelos, tíos, a mi hermana, primos. Ahora veo que cada oportunidad que se presenta es porque Dios quiso que fuera así.

Y por supuesto que estoy contenta por lo que pasó, porque sé que soy una persona muy amada por Dios.


viernes, 7 de julio de 2023

El último tema del día en el campamento

Luis Esquivel, el último tema del campamento.
Luis Esquivel


El último "Tema del día"


Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo (a Jesús): Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿ qué recibiremos a cambio? Mt 19,27

El campamento de niños y Adx (Amigos de Cristo) del 2004 estuvo dedicado a la vida comunitaria, por cumplirse los primeros 25 años de la fundación de nuestra comunidad Jésed.

Cada día del campamento - excepto el primero - se da una pequeña plática que solemos llamar el "tema del día". El viernes, el tema fue el ser "piedras vivas en la construcción" (basado en 1 Pe 2,5).

Al siguiente día, el tema fue sobre las "tentaciones en la vida comunitaria" (basado en Mt 4,1-11 ).

Pero en esta ocasión no se pudo dar el tema del último día, el tema del domingo. Al menos no lo dimos ninguno de los que asistimos al campamento.

El último "tema del día" de este campamento dedicado a la vida comunitaria lo dio Jorge Sánchez, un hombre que conoció al Señor en el DF, donde residía y donde tanto él como su esposa Anita, recibieron el llamado a vivir la vida comunitaria. Juntos dejaron casa, trabajo, estabilidad y todo lo que ello implica para irse a Durango, a vivir comunidad ahí, lo cual - por diferentes motivos - tampoco fue posible.

Así que de nuevo dejaron casa, trabajo y estabilidad, para trasladarse a San Luis Potosí, donde había una comunidad afiliada a la Espada del Espíritu. Al no permanecer esa comunidad en la EDE, de nuevo abandonaron su casa, trabajo y la estabilidad obtenida para finalmente trasladarse a Monterrey, a nuestra querida Comunidad Jésed.

Jorge y su esposa Anita amaron al Señor y el llamado que les había hecho y fueron fieles, a costa de sí mismos.

Alguna vez tuve el honor de ser el RP de Jorge Sánchez. Este hecho en sí mismo hablaba de la humildad de un hombre que estaba dispuesto a dejarse guiar y a abrir su vida a alguien 20 años menor que él.

Un día me enteré que se estaba levantando muy temprano, y al preguntarle la razón me contestó que lo que ocurría es que uno de sus subordinados no estaba siendo fiel a su oración personal, por más que le quiso ayudar. Entonces Jorge tomó la decisión de levantarse y orar primero una hora a nombre de su subordinado, "para que Dios no le tomara en cuenta su infidelidad" -me dijo- y luego oraba otra hora a nombre propio.

El día de su fallecimiento, que coincidió con el último día del campamento, Jorge y Anita habían ido muy temprano a misa. Después de eso Jorge invitó a Anita a desayunar a algún lado, "para tener el tiempo de pastoreo" , y posteriormente hizo su oración personal, "porque -dada las actividades del día- hasta la noche podría orar, y ya sería muy tarde"- dijo.

Y así fue. Ya hubiera sido muy tarde, pues falleció intempestivamente al atardecer de ese mismo día domingo, el Día de la Resurrección, el Día que no conoce Ocaso.

Por eso digo que Jorge Sánchez dio el último tema del día' hasta el último día de su vida: el tema se llamaba (y se llama): la fidelidad al Señor y a la vida comunitaria.

Jesús les dijo: Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos O hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna.  Mt 19,28-29


jueves, 6 de julio de 2023

A donde vayan yo iré con ustedes, donde estén yo estaré

Héctor nos relata el tiempo en que estando en una "vida cómoda",  tuvo que realizar un cambio de trabajo
Héctor y Rosy López


Vida cómoda

Por Héctor López

Mi vida en el Señor había resultado "cómoda", Dios me había alcanzado por intercesión de dos hermanos: Edgar Sosa y Humberto Reyes, quien estaba en mi mismo grupo pastoral; un trabajo muy bueno; mi esposa Rosy, de quien tendría muchas florecillas que escribir pues es una mujer de Dios; no teníamos presiones económicas; nuestro primer hijo varón, Héctor Daniel de tan solo 10 meses, colmaba de alegría los días de nuestro aún no cumplido segundo año de casados.

En este escenario de apacible vida comunitaria y familiar, el Señor deparaba un evento que marcaría nuestras vidas. Sería el mes de diciembre de 1993, Banpais la empresa donde laboraba nos informó que a causa de una reestructura necesaria, varios departamentos entre los que se encontraba en el que yo trabajaba, debían desaparecer y convertirse en uno nuevo con funciones distintas.

La opción a quedarme sin empleo era aceptar un cambio de residencia. A raíz de los compromisos adquiridos por medio de créditos como empleado con el banco, el entorno económico que se avizoraba ese año, y después de ponerlo en oración, y bajo discernimiento pastoral con mi responsable en ese momento, Rafael Salazar, tomamos la decisión de mantener el empleo al precio de viajar a otra ciudad.

 Por alguna situación yo me encontraba fuera de la oficina el día que había que decidir a que ciudad debía trasladarme de una serie de opciones posibles.

Yo pensaba en Puebla, pero mi hermano Humberto Reyes, quién tenía poder de decisión por ser mi jefe en ese entonces, pensó que Tampico, Tamaulipas, era más ventajoso para mantener la cercanía con la Comunidad Jésed y con mi familia; y sin saber de mi preferencia, tuvo que decidir en un momento dado a donde iría.

Al paso del tiempo veo claramente cómo el Señor no piensa como nosotros lo hacemos, y nos auxilia en las decisiones importantes de nuestra vida con sus propios recursos, que como en este caso suelen ser nuestros propios hermanos de Comunidad.

Nuestra experiencia en esos días era amarga: teníamos que dejar nuestra Comunidad Jésed, nuestra casa, nuestros hermanos, desprendernos de nuestras familias y teníamos que hacerlo a un lugar que ni siquiera escogimos ir.

El escenario ya estaba puesto, nosotros como protagonistas de esa parte del guión decidimos poner todo en manos del Dios bueno que nunca dudamos nos amaba, y ÉI nos respondió: "A donde vayan yo iré con ustedes ,donde estén yo estaré... " y tratando de no asirnos a lo que dejábamos atrás, fuimos con esperanza a encontrarnos con el plan que Dios conocía bien y que a nuestros ojos se presentaba como un misterio. 

Nuestro querido hermano Jaime Cabriales nos dio el nombre de un matrimonio de la ciudad de Tampico, al que él estima mucho, y con quienes ya había compartido mucho sobre la Comunidad. 

Después de unas cuantas semanas en un hotel, Rosy, Héctor Daniel y yo, nos instalamos en una casita en la colonia Guadalupe, y fue entonces que buscamos a los amigos de Jaime, la familia Flores (para la que pedimos bendiciones) y su acogida fue una caricia de Dios en aquellos días de confusiones para nuestra vida.

En su casa celebramos el primer año de nuestro hijo. Nos reunimos a orar con ellos durante algunas semanas y lo siguiente fue organizar una reunión con un grupo de hermanos que a través de la historia de la Renovación Carismática habían coincidido en una común inquietud de vivir comunidad.

La reunión fue la llave que abrió nuevos pasos por andar en aquellas benditas tierras. Entre los participantes en aquellas reuniones, un hermano con rostro apacible, radiante alegría y generosa disposición, diría casi un siervo pero casado, tomó la iniciativa y propuso que siguiéramos las reuniones en diferentes casas; a partir de ahí inicio la construcción de lazos fraternos con él y con muchos de los hermanos participantes de aquel primer grupito.

Samuel, nuestro alegre hermano, resultó ser un verdadero líder de la juventud de la Renovación en Tampico, y muy pronto se perfiló como nuestro propio líder. Unos cuantos meses después de aquel primer encuentro con Samuel, él mismo junto con Sisi, su santa esposa, con Josué, Sami y David, sus hijos, se han venido a convertir en un verdadero tesoro de inspiración para nuestra familia.

Entre reuniones y el compartir nuestras vidas como hermanos, El Señor nos agració de nuevo con nuestro segundo hijo, Miguel Enrique, ahora nacido en Tampico. Su llegada congratuló a todos los hermanos que lo acogieron con el cariño que se acoge a un hijo propio.

Fue aquél un tiempo de compartir grandes alegrías y vías dolorosas, como la partida de nuestro primer ahijado en Tampico, Josué, a quién El Señor le concedió ver la luz y sentir la caricia de su mamá Citlali, e inmediatamente partir al cielo; sabemos que este inocente fue también la primicia de la incipiente comunidad de Tampico, el primero en ver cumplida la promesa de "llegar a la tierra prometida" .

De nuestra Comunidad Jésed llegaron otros hermanos, aún antes que nosotros, a Tampico, como Jaime Cabriales o Hugo Villegas, quienes sembraron en parcelas que nosotros como familia no hubiéramos tocado ni imaginado existían, pero a nosotros nos regaló Dios ver florecer de todos esos espacios el brote de los frutos de vida comunitaria. 

EL 8 de diciembre de 1996 hicimos un primer compromiso Comunitario bajo el nombre de "Nueva Jerusalén" . En febrero de 1997, justo tres años después de haber iniciado aquel peregrinar, el Señor nos devolvió a Monterrey, no diré a nuestra casa porque descubrimos que nuestra casa, nuestro lugar, es donde Dios esté con nosotros.

Mi último responsable pastoral, antes de partir a Tampico, se convirtió algunos meses después de nuestro retorno en el primer responsable oficial ante la EDE del grupo prospectivo de Tampico, dentro del proceso del Macro Esquema de formación de nuevas comunidades.

La Comunidad ahora llamada "Sagrada Familia", es una comunidad afiliada a la EDE, y nuestros entrañables hermanos de aquella parte del origen que nos toco vivir, perseveran, más aún, alimentan con su propia vida los caminos del Señor en la construcción del Baluarte. Y sobre su propia historia comunitaria podríamos escribir algunas fragantes florecillas que aún hoy, con tenues, pero constantes aromas, acompañan y alientan nuestra vida en el Señor.

No tenemos forma de pagar al Señor el bien que nos ha hecho, ha dejado en nuestro corazón el constante sentimiento de gratitud por la ternura de su amor a través de tan entrañables hermanos.

Este es nuestro testimonio: Dios lo hará siempre mejor de lo que planeamos nosotros, ni la angustia ni lo adverso de la situación superan la prevalencia del Amor que el Señor nos tiene.

Querido hermano si el Señor te lo pide ve y hazlo, Él va a ir y lo hará contigo.


Paz y Bien.

miércoles, 5 de julio de 2023

El Señor siempre cumple sus promesas

Irving Villanueva y su familia nos comparte como El Señor siempre cumple sus promesas
Irving Villanueva y su familia

EI Señor siempre cumple sus promesas

Somos una familia muy amada y bendecida por el Señor, Él ya tenía el plan perfecto para nuestras vidas desde la eternidad, desde la manera tan curiosa en que conocí a la que hoy es mi esposa, hasta la llegada de nuestro tercer hijo, y lo mejor de todo es que no existe un "final feliz", ya que Dios no tiene final, lo que tenemos es la esperanza de gozar de su presencia por siempre, esta es la historia de Celia e Irving Villanueva Buenrostro, todo por la Gracia del Señor.

Dado que mi esposa y yo conocimos al Señor desde MCU, y fue ahí donde recibimos el llamado de vivir en comunidad en el Sector Universitario, donde fuimos formados y vivimos intensamente este tiempo, en el servicio y en la evangelización. Después, en el Sector Solteros, fue que comenzamos la etapa de cortejo y noviazgo, convencidos de que el Señor nos tenía destinado el uno para el otro, y que este modo de vida era el que queríamos para alcanzar la santidad.

Al comprometernos comenzamos a tener las pruebas, pues Celia perdió un empleo y tuvo cierta dificultad para establecerse en otro, pero confiábamos en Dios; y en nuestro tiempo de compartir y planear la forma de llevar nuestro futuro matrimonio, anteponíamos el deseo de agradar a Dios y no le pedíamos ni lujos ni comodidades, solamente lo suficiente para tener una vida digna y sencilla para poder educar a nuestros hijos en generosidad y en humildad.

El gran día por fin llegó, el 22 de junio del 2002 recibimos el sacramento del matrimonio de manos de Mons. Jorge Cavazos, actual Obispo Auxiliar de nuestra arquidiócesis. Desde siempre estuvimos abiertos a recibir los hijos que Dios nos quisiera dar, según los votos que hicimos en el altar cuando nos casamos; y la primera notica llegó 6 meses después, el 24 de diciembre del mismo año. Celia se realizó una prueba casera de embarazo que resultó positiva, pasamos la mejor Noche Buena hasta entonces, llenos de alegría y gratitud.

Dos días después, mi amada comenzó con sangrado que no se detuvo por espacio de una semana, tomó medicamento, guardó reposo absoluto, pero Dios ya tenía su plan y el bebe no se logró, fue un golpe terrible, no fue nada fácil superar ese momento.

Inició nuestro caminar de Jerusalén a Emaús, el Señor estaba con nosotros pero no lo reconocíamos claramente, cada mes era esperar a que lográramos encargar a un bebé. Vuelvo a insistir que el Señor tenía un plan, por tanto, como a un año de casados comenzamos a servir en MCM, decidimos entregarnos más a esa actividad, primeramente para ser instrumentos de Dios en la evangelización de matrimonios, y en segundo lugar para no centrar nuestro pensamiento en el deseo de tener hijos y se convirtiera en una obsesión. Debido a que cuando estábamos en nuestro hogar todo estaba en su sitio, había silencio y tranquilidad, Celia y yo nos preguntábamos si eso algún día iba a cambiar, la casa se nos hacía muy grande para los 2, la mesa yo la veía enorme, los cuartos eran usados más como bodega. 

Pero la promesa llegó, en enero del 2004, estando en una junta del staff de MCM, nuestro coordinador había invitado a un hermano con un don fuerte de oración, y estando orando en lenguas, le pedíamos que nos diera el don de poder interpretar las lenguas y poder conocer más fielmente su voluntad. En un momento dado que el hermano estaba orando en lenguas a mi lado, entendí claramente que decía: "Y tendrán un hijo", mi primer pensamiento fue que estaba yo tan obstinado con la idea de ser padre que ya me estaba imaginando cosas, solo que al terminar la oración y comenzar a compartir sobre la misma, una hermana comentó que había escuchado algo sobre un hijo. En ese momento me quedé paralizado, sentí como si la sangre se me congelara y el hermano (que en ese momento estaba sentado junto a mí), nos dice: °Efectivamente, el Señor habló de la bendición de un hijo para este año y esa bendición es para él", y tocó mi hombro.

Fue algo indescriptible, no podía haber error, este hermano no nos conocía, era una Palabra del Señor, una promesa que sin merecerla Dios me hizo; pero como siempre, los tiempos del Señor son diferentes a los de los hombres, fueron pasando los meses y no pasaba nada, Celia y yo empezamos a considerar que tal vez la Promesa era una invitación a la adopción.

Llegando septiembre del 2004, el Señor nos dio un adelanto del regalo tan enorme que nos estaba preparando, recibimos la invitación para hacer el Compromiso Solemne en el marco del XXV Aniversario de la comunidad Jésed. Fue todo un gozo para nosotros como familia, aceptar la invitación del Señor a vivir comunidad por el resto de nuestras vidas, pero el tiempo seguía su marcha y no teníamos noticias de la Promesa del hijo.

Pasamos las fiestas decembrinas y en los primeros días de Enero del 2005, Celia me comenta que tiene un retraso de varios días, y decide hacerse nuevamente una prueba casera, como ya eran varias las que se había realizado y todas con el mismo resultado, no quería sufrir una nueva decepción, por lo que me retiré a otra habitación a tratar de hacerme a la idea, de que como lo más seguro es que fuera de nueva cuenta negativa, cómo iba a enfrentarlo.

Pero mi compañera de todas mis luchas, mi complemento, el amor de mi vida, me llama y voy corriendo hacia ella, la encuentro llorando y me muestra la prueba POSITIVA, lloramos juntos de alegría y nos pusimos a darle gracias a Dios y le pedimos su fuerza y sabiduría para ser los mejores padres para nuestro bebé, hicimos cuentas y la Promesa se cumplió como el Señor lo dijo, antes de terminar el 2004 fue que se dio el embarazo.

En septiembre del 2005 nació nuestra hija Celia María; 19 meses después, recibimos en abril del 2007 a nuestra hija, Elisa Victoria; pero cuando Dios da, da a manos llenas, y en Junio del 2008 nació nuestro primer varón, Irving.

Ahora en nuestro hogar hay una vida tan intensa, juguetes por todos lados, galletas entre los cojines de la sala, paredes rayadas con crayones, esquinas despostilladas, manchas de no sé que comida en las sillas del comedor, gritos, risas, llantos, juegos y 3 sonrisas que a mi esposa y a mí nos llenan de gozo, pues vemos en ellos el reflejo de Dios. 

Y lo mejor de todo, es como comentaba al inicio, esto no es un final feliz, es mucho más, es la certeza de que "EL SEÑOR SIEMPRE CUMPLE SUS PROMESAS" y esperamos un día verle cara a cara por toda la eternidad.


La Gloria y la Alabanza sean siempre al Señor.


martes, 4 de julio de 2023

El Señor responde a nuestras necesidades

Ismael Galván y su familia

Becas de estudio para mis hijos

Nuestro Señor tiene manifestaciones de diferente índole, y responde cuando uno le pide de corazón y de acuerdo a nuestras necesidades. Este es un relato de cómo Dios responde a las necesidades económicas cuando uno está dispuesto a hacer lo que le toca.

Crecieron los hijos y en el año 2001, se nos presentó la necesidad de que Ismael, nuestro hijo mayor, quería estudiar una carrera que en ese tiempo sólo las universidades privadas de gran prestigio la ofrecían. 

Nuestra economía no permitía el comprometernos con ese gasto tan fuerte, por lo que advertimos a Ismael que necesitaba obtener una beca del 50% mínimo para poder estudiar ahí, y nosotros pondríamos el resto.

Toda la familia orábamos al Señor pidiendo su providencia, pero con nuestro corazón siempre dispuesto a hacer ajustes y sacrificios en nuestra economía, y esperando recibir sólo lo que nos hacía falta, no más. Es decir. poniendo nuestra parte y no esperando que el Señor haga todo sin que nos cueste algo.

A Ismael le concedieron una beca del 70%, lo que solucionó la necesidad y pudo hacer su carrera en la Universidad de Monterrey (UDEM). con otros dos de nuestros hijos. Así mismo, el Señor ha respondido a la necesidad que se nos ha presentado En el caso de Omar, que actualmente estudia Mecatrónica, y que obtuvo una beca del 65%, gracias al Señor y a los dones deportivos que le regaló, la situación económica, aunque con sacrificio, salió adelante. 

La problemática se nos presentó al momento en que Maru, nuestra tercera bendición de vida, iba a ingresar a la preparatoria, ya que serían tres colegiaturas, que no podíamos cubrir en su totalidad; pero deseando darle la misma oportunidad que a sus hermanos, nuevamente clamamos al Señor como lo habíamos hecho anteriormente, pidiéndole sólo lo necesario para completar.

Dios permitió que otorgaran a Maru una beca del 50%, que no solucionaba la necesidad del todo; pero cual sería nuestra sorpresa, que al momento de ir a analizar las posibilidades de pago, nos enteramos que la UDEM otorga una prestación especial cuando ya son tres hermanos los que estudian en la institución; eso quiere decir que al hijo mayor y por el que se pagaba una mayor cantidad por estar estudiando la carrera, se le otorgaría un 30% de beca adicional, misma que permitía que nuestro presupuesto se mantuviera igual que antes.

Así es como comprobamos que El Señor responde a nuestras necesidades cuando hacemos lo que nos toca, ya que no sólo implicó ajustar el presupuesto, sino además nuestros hijos han estado dispuestos siempre a trabajar para la institución y cubrir su beca-compensación, evitando así el generar una deuda.

Como familia estamos seguros que el Señor proveerá lo necesario para que también Ángel, nuestro cuarto hijo, tenga la misma oportunidad que sus hermanos.


¡Gloria a Dios porque él conoce nuestro corazón!


Los más leídos