lunes, 3 de abril de 2023

Prologo Florecillas de la Comunidad Jésed

 

Por Luis Esquivel

¿Y quién es mi prójimo? - preguntó un legista a Jesús. Esta pregunta, realizada por alguien inicialmente hostil a Jesús, hizo que nos regalara uno de los relatos más bellos y profundos del Evangelio: el relato del Buen Samaritano. La respuesta a esta pregunta la terminó dando el mismo legista cuando Jesús concluyó el relato: El que practicó la misericordia con él. 

Y es que el amor y la misericordia van ineludiblemente de la mano. Hace 45 años, un grupo de estudiantes descubrió que al amor y a la misericordia también se le debe de unir el compromiso. Y la síntesis de estas 3 palabras (amor, misericordia, compromiso) la encontraron en una palabra hebrea que se menciona en el libro de Oseas: Jésed, el amor misericordioso y comprometido de Dios.

Cuarenta y cinco años después, la Comunidad Jésed es una comunidad de discípulos en misión. Fue fundada el 10 de Agosto de 1979 en Monterrey a partir de un grupo de universitarios del Tec (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey - ITESM) que se reunían los viernes a orar.

Desde el comienzo sus iniciadores sintieron el llamado de Dios a vivir comunidad de alianza. Hoy a casi 45 años de distancia, somos más 900 miembros adultos comprometidos y cientos de niños y jóvenes menores a 18 años.

Actualmente (Junio 2024) la Comunidad Jésed forma parte de una comunidad de comunidades extendida por los cinco continentes llamada La Espada del Espíritu, con la cual nos sentimos fraternalmente unidos y comprometidos.

La comunidad Jésed también auspicia diferentes movimientos de evangelización, tales como la Misión Católica Universitaria (MCU); la Misión Católica de Matrimonios (MCM); de solteros: Misión Católica Profesionistas (MCP) y está presente en la Iglesia por medio de su música por medio del Ministerio de Música y de las artes, por medio de Difusión Cultural.

Pero más allá de los números, organización y programas evangelísticos está la razón última de la existencia de la comunidad: el amor a Dios y el amor fraterno, el amor al prójimo.

De todos estos años se ha querido compilar estos testimonios -de estilos tan diversos como nuestras personalidades individuales- nuestra experiencia de la vida comunitaria, con todas nuestras luchas, tentaciones y la infaltable alegría cristiana. Al margen de estilos, es nuestro deseo que se pueda palpar al verdadero protagonista de nuestra vivencia comunitaria, al verdadero protagonista de nuestras vidas: Dios.

Florecillas de la Comunidad Jésed


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