miércoles, 17 de mayo de 2023

Dios me consiguió pareja

Ramón y Teyra nos comparten su testimonio de como Dios los unió.
Ramón Vargas Mejía y Teyra Cabrera de Vargas




Bien sabe Dios la necesidad que de ella tenéis


Teyra: Al llegar a mis 25 años me encontré en un gran predicamento, ¿me llegaré a casar? Yo estaba dentro de una relación donde el hermano no se decidía, y yo no podía seguir esperando, porque en el fondo sabía que no era lo que Dios quería para mí. Así que opté en dar por terminada esta relación, aún de amistad.

Esto me llevó a un encuentro profundo con el Señor (siendo honesta) y a pedirle que El me mostrara el hombre que El quería para mi vida, y que desde ese momento yo dejaría de interferir de acuerdo a mis principios como: quiero que mida tanto, que sea así, que hable como a mí me gusta, que haga lo que yo quiero, etc. Y yo lo iba a aceptar, pues El sabía lo que yo necesitaba. Esto sucedió después de que el Señor me daba la lectura de Mateo 6, 26-34, donde dice que ni las aves del cielo siegan ni cosechan y Dios las alimenta, ni los lirios del campo hilan y crecen y se visten de esplendorosas vestiduras, y dice cuando más a vosotros hombres de poca fe. Pues bien sabe Dios la necesidad que de ella tenéis.

Esta fue la frase que más se me grabó: "Bien sabe Dios la necesidad que de ella tenéis" . Lo único que le pedí fue: "Señor sólo te pido que en el momento en que me lo envíes, que él me saque completamente de onda, y que yo sienta que viene de ti".

Esa misma noche había un retiro y como yo no creí que llegaría tan rápido, me fui en unas fachas, que hasta mi hermana me preguntó: "¿Así te vas a ir?" Le contesté: "¿Y tú crees que después de lo que hoy pasé vaya a salir con alguien, ni aunque me rueguen? Además, siempre me arreglo y nadie me invita, por un día que vaya así no pasará nada . Y me dijo: "Por lo menos péinate".

Durante todo el retiro el Señor me habló, pues se trató de que realmente Dios sabe lo que cada uno necesita y esto se confirmó. Al terminar el retiro, un hermano con el cual yo no hablaba, pero sabía que era amigo de mi cuñado, se le acercó a mi hermana para decirle que me iba a invitar a cenar y ella le dijo: "No creo que puedas" (sabiendo por como estaba yo de enojada). Pero Dios también trabajó en él. 

Ramón: Yo había estado buscando a alguien dentro y fuera de la comunidad (tuve varios intentos con los cuales no me acoplé pues no la veía como una mujer para mi vida); hasta que un día, después de salir del trabajo, me puse a platicar con el Señor: "Ya estoy cansado de buscar afuera, de buscar adentro, o se ponen sus moños o de plano soy un tipo que no le cae bien a nadie. Y todos lo de mi generación ya están casados. ¿Y yo qué? ¿Qué va a pasar con mi vida? Y le reclamaba al Señor porque no encontraba a una mujer a la cual le cayera bien y me cayera bien, con quien pudiera formar una relación con ella, etc.

En ese momento recordé que había un retiro con John Keating y lo iba a traducir David Mijares, y me gustó la idea porque arman un buen equipo y con la traducción se pone más emocionante.

Y aún cuando estaba todo sucio porque trabajaba con máquinas, me anime a ir, ¿qué podía pasar? Al llegar al retiro la plática trataba de que el Señor sabe bien lo que cada uno necesita. Y yo reiteré: "¿Si sabes bien lo que necesitó porque no me dices con quien?" El Señor en ese momento me dijo: "Voltea, ahí está" . Y volteé y vi a Teyra y dije: "¿Ella? No creo" . Solo sabía que era cuñada de mi amigo Chuy. Y le dije al Señor: Si acepta salir conmigo sabré que es ella, sino yo busco por fuera".

Como a Teyra no la conocía muy bien, trate de hablar con ella, pero ella estaba muy ocupada y me dijo: "Espérame tantito", y se fue.

Yo me quedé parado y le dije al Señor, ya vez no es para mí. Y el Señor me dijo: "¿Eso es un intento?" Por lo que decidí intentar otra vez. Esta vez, como su hermana estaba ahí, me acerqué para saludarla y a sacarle un poco de plática, y como estaba cerca de la puerta pensé que la estaba esperando y le comenté: "Te apuesto a que invito a tu hermana a cenar:" Y se atacó de la risa. En eso llegó Teyra diciendo, "Vámonos se nos hace tarde y nos van a dejar" . Bajamos las escaleras, le puse la mano en la espalda a Teyra y le dije: "SÍGUEME LA CORRIENTE", Teyra me vio y siguió bajando las escaleras, y me siguió la corriente diciéndole a su hermana que Sí me iba a acompañar a cenar, y que a su hermana ya la iban a dejar, así que mejor corriera, y su hermana se fue.

Y ella volteó y me miró, y dije: "¿Sí es?" Y me dijo: "Ya estuvo bueno de bromas, ya me voy", y le dije: "¿Con quien? Ya te dejaron, mejor te invito a cenar." Y nos fuimos.

Teyra: Cuando Ramón me tocó la espalda y se me acercó al oído y me dijo: "SÍGUEME LA CORRIENTE", yo pensé: este sí me sacó completamente de onda.

Y escuché que el Señor me dijo: "Es él". Y cuando sentí su mano en la espalda, lo supe y dije: ¡Tan pronto! ¡No puede ser!"

Pero así fue, después de 12 años de estar los dos en la comunidad y no habernos visto, Dios nos unió y nos mostró que El sabe bien lo que cada uno necesita.



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