sábado, 22 de abril de 2023

El llamado de Dios a la vida consagrada

Mi testimonio de como fué El llamado de Dios a la vida consagrada en medio de su pueblo Jésed Fernando Ayala Solís
Fernando Ayala, Siervo de la Palabra

 


El llamado de Dios a la vida consagrada en medio de su pueblo.

¡Un gran regalo!

"Siervo mío eres tú, te he escogido y no te he rechazado. No temas. que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera..." (Isaías 41 , 9-10).

Hermanos, me llena de gozo poder compartir con ustedes que uno de los mayores regalos que el Señor me ha dado en la vida es el haberme llamado a vivir consagrado para él, con la bendición especial de hacerlo en medio de su pueblo Jésed y la Espada del Espíritu


Los cuatro encuentros.

Una de las maneras de describir esta bendición, es que Dios fue transformando mi corazón poco a poco. Mi primer encuentro fuerte con Dios fue a los 8 años en mi primera comunión; después a los 13 años, a través de un retiro de adolescentes de las Comunidades de la EDE en México (segundo encuentro); más adelante, en mis primeros años en la Universidad, siendo parte del Sector Universitario en Jésed (tercer encuentro); y al final de mi licenciatura, el Señor me hizo la invitación a considerar la vida consagrada (cuarto encuentro).

Este cuarto encuentro con el Señor ha marcado toda mi vida, y puedo decir, con confianza y alegría, que mi vida es una constante respuesta a esta invitación que Dios me hizo. Pude escuchar el llamado que Dios me hacía de entregarme más completamente a É1 y de considerar la vida consagrada.

Fue entonces que ingresé a los Siervos de la Palabra, una Hermandad de hombres que aman al Señor, que han sacrificado todo por él, que le sirven con sus vidas, que luchan por su pueblo y por su reino. Estos hermanos me hicieron descubrir el tipo de hombre que el Señor me llamaba  a ser.

Mi oración es que muchos otros jóvenes puedan tener encuentros fuertes con el Señor, y que en ellos, vayan descubriendo el llamado que Dios tiene para ellos. Pido a Dios que nos dé más hombres y mujeres consagrados en Jésed y en la EDE.

EL Señor, la comunidad, mi familia y mi llamado

Cuando mis padres entraron a la Comunidad Jésed, algo importante cambió en nuestra familia, comenzamos a recibir muchas bendiciones de Dios. Durante todos esos años, fui conociendo al Señor de una manera más personal. Recuerdo que el Señor me decía que tenía un llamado alto para mí, pero yo no entendía el significado. Poco a poco fui descubriendo que ese llamado era la vida consagrada en medio de su pueblo.

A través de los años, creció en mí el aprecio por la vida comunitaria; un cariño y amor por Jésed. Cuando este pueblo pasaba por tribulaciones, yo estaba ahí experimentando esas pruebas; cuando este pueblo vivía tiempos de gracia, yo vivía lo mismo; y cuando descubrí que había unos hombres consagrados, que dedicaban su vida a fortalecer y fomentar este estilo de vida, esto que era una gran bendición para mi familia y para muchos otros, mi corazón saltó de gozo y comencé a considerar este llamado más seriamente. Fue así, a través de la vida comunitaria, que Dios fue moldeando y conquistando mi corazón, hasta afianzar firmemente este llamado y entender que el Señor me había estado preparando toda mi vida para vivir este estilo de vida.

Gracias, Señor, por permitirme haberte conocido desde mi niñez, gracias por la familia que me has dado, gracias por este pueblo en el que me has puesto, gracias por todos los hermanos que me has dado, gracias por la formación que he recibido. Gracias, Señor, por la vida consagrada.

La vida comunitaria y la vida consagrada, lugares para alcanzar la santidad

Ahora que soy un Siervo de la Palabra, puedo afirmar que ya he terminado de descubrir el camino que Dios tenía para mí. Estoy muy deseoso de seguir este camino que me llevará a la santidad, que me llevará a estar unido al Señor por la eternidad.

Este año 2009 cumplo seis años como consagrado, y les comparto que ha sido un privilegio y una bendición el poder servir y amar al Señor, siendo su siervo en medio de su pueblo Jésed. El Señor me ha dado la convicción de que entregue mi vida aquí (en este pueblo), que construya junto con ustedes aquí; que busque la santidad aquí, que muera aquí.

La verdad es que no puedo expresar con palabras todo el bien que el Señor me ha hecho, lo único que puedo hacer es seguir correspondiendo a su gran amor, y vivir día tras día, paso a paso, haciendo su voluntad; deseoso de seguir viviendo este llamado al que Dios me está invitando, deseoso de responder de la misma manera que ustedes lo hicieron hace algún tiempo, cuando el Señor los invitó a vivir comunidad cristiana.

Hay muchos llamados y hay muchas brechas que cubrir. Yo, Fernando Ayala Solís, me apunto a este llamado, me apunto a cubrir esta brecha, siendo un siervo del Señor y viviendo la vida comunitaria.


 ";Feliz la que ha credo que se cumplirían las cosas que le fueron dichas departe del Señor!"

(Lucas 1, 45).


No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y OS he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca (Juan 15, 16).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los más leídos