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| José Luis Carretero y Patricia García de Carretero |
Era mayo de 1986. Ya habíamos decidido seguir el llamado de Dios para venir a Monterrey a vivir en Comunidad Jésed, a partir de enero de 1987. Vivíamos en el DF (Distrito Federal), por lo tanto pusimos en venta nuestra casa en México, con muy poca esperanza humana de venderla pronto, ya que alrededor de nuestra casa había como cuatro casas más en venta (en cinco cuadras a la redonda); de hecho, dos de ellas estaban en nuestra misma calle. Oramos mucho para que se vendiera pronto.
El primer sábado, después de que pusimos el anuncio, tocó a la puerta una persona diciendo que estaba interesado en ver la casa. La vio, le gustó y nos hizo una oferta al tercer día, pero quería tomar posesión de la casa de forma inmediata; por lo tanto, le dijimos que haríamos la operación, pero que nos esperara para desocupar la casa hasta diciembre. No aceptó y la operación se cayó.
Pasaron los días, las semanas, los meses, y nadie más se acercó. Ya estábamos en octubre (el tiempo se agotaba) y la misma persona tocó de nuevo a la puerta, reiterándonos su interés por la casa y manifestándonos su disposición a que la desocupáramos hasta diciembre.
Se hizo la operación en el mes de octubre; nos pagó ante notario el 50% y en diciembre, al desocupar la casa, pagó el otro 50%, justo cuando lo necesitábamos.
En enero de 1987, viajamos a Monterrey a cumplir nuestro sueño de incorporamos a la comunidad Jésed.
¡Gloria a Dios por su fidelidad y su mano protectora!
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