miércoles, 5 de abril de 2023

Experimenté el amor de Dios en sus detalles

 

Héctor Zamora

 






Estacioné lentamente mi bocho rojo justo frente a la cochera de su casa, era domingo 10 de febrero de 1991, 4 de la tarde en punto. Había llegado temprano a la cita, pero esperé algunos minutos unas calles antes para llegar puntual. Ya conocía su casa, la visité cuando la operaron de los ojos unos meses antes, y el mapa que me había hecho en esa ocasión fue muy detallado por lo que no tuve problema en llegar.

 Estaba nervioso, me bajé del auto, mientras estaba buscando el timbre de la casa, ella salió rápidamente por la puerta que estaba al fondo de la cochera, era una tarde muy calurosa y, al verla salir con suéter, lo primero que pensé fue "con este calorón y usando ¡suéter!". Abrió la puerta de la reja, la saludé, le abrí la puerta del bocho y partimos.

Nos dirigimos hacia el parque que está en la Colonia Vista Hermosa en Monterrey (después se convertiría en nuestro parque). Me comentó que estaba enferma de la garganta (por eso traía el suéter y no platicaba mucho). Ese día estuve platicando de mi familia y del trabajo, en casi todo el tiempo que estuvimos juntos yo fui el que más platicaba.

Fuimos a Misa a la Iglesia de Lourdes. Después fuimos a cenar al Jac & Ray y ella siguió sin platicar más que lo necesario.

Yo la había invitado a salir porque el Señor había respondido en tan sólo dos semanas a la pregunta que le había hecho: Si Nelly se sale del trabajo quiere decir que me estás invitando a salir con ella.

Después de un largo proceso en el que entendí que el Señor me llamaba al matrimonio, ya había intentado encontrar pareja tanto en la Comunidad Jésed como en el trabajo. Conocí a Nelly año y medio antes de nuestra primera salida en la empresa Cigarrera La Moderna. Éramos amigos yo aunque me agradaba, había decidido no buscar una relación de noviazgo con alguna amiga del trabajo.

Fueron sus comentarios, corrigiéndome: *Héctor, ¡no coquetees!", cuando respondía a algunas llamadas que recibía por teléfono de alguna hermana de la Comunidad, las que me hicieron fijarme más en ella. "Creo que le agrado ", pensé.

Como ya no quería intentar una relación en el trabajo, le pedí al Señor que me confirmara si ella pudiera ser la esposa que estaba buscando. Desde niño siempre quise formar una familia, solo tomé unos meses para buscar mi vocación al terminar mi carrera. Si la decisión solo hubiera dependido de mí, ya me habría casado varios años atrás.

"Héctor, quiero pedirte un consejo" me dijo después de dos semanas de haberle pedido la confirmación al Señor. *¿Cómo puedo ayudarte?", le dije. ¡Voy a renunciar al trabajo, mis hermanos me invitaron a trabajar con ellos y quiero que me aconsejes sobre cómo decirle a mi jefe que me voy para que no se enoje. Con la expresión de asombro que no sé si ella notó, mi mente expresó "Dios mío, ¡qué rápido respondes!". ";Claro!", le respondí, "¿Como ves si vamos a comer para que platiquemos?"

Las actividades de la Comunidad me habían mantenido alejado de los eventos del trabajo, sin embargo, en esta ocasión Olga (una compañera) y yo, le organizamos a Nelly su despedida salí de viaje por trabajo a Tijuana.

Estuve fuera dos semanas, y el primer fin de semana le hablé a Nelly desde allá. Mi corazón latía fuertemente cuando marqué su teléfono, la noté muy entusiasmada cuando me contestó. "Ya la hice" pensé. Torpemente fui al grano después de saludarla, la invité a salir para el 10 de febrero y me dijo que sí. Colgué mientras una gran alegría me invadía y mi corazón se estabilizaba

Pero después de nuestra primera cita, al arrancar el carro, iba muy pensativo, estaba pensando en que lo mejor era no volver a invitarla a salir. Ella no había hablado casi nada y al verla con suéter en ese día caluroso, el encanto se había apagado. Durante la semana recapacité, estaba enferma y en lugar de cancelarme, quiso salir conmigo, por lo que decidí invitarla nuevamente.

Para la segunda cita la vi preciosa con esa blusa verde y la falda larga de color azul, en esa ocasión, ella fue la que platicó la mayor parte del tiempo.

"Virgen de Lourdes, pido tu intercesión. Si esta relación prospera y me llego a casar con Héctor, a nuestra primera hija le pondremos Lourdes María". Así oraba Nelly antes de iniciar la Misa en una de nuestras primeras salidas.

Han pasado 17 años desde que empezamos a salir. Disfruté mucho nuestro noviazgo, aprendimos mucho uno del otro, aprendimos a dialogar, a escucharnos. Nelly ha sido una gran bendición para mí. Ella ha sido la ayuda idónea que Dios me ha dado para expresarme cuánto me ama. A veces le he dicho que deberíamos escribir un libro donde pongamos todas las bendiciones que hemos recibido del Señor.

Cuando estábamos esperando nuestro primer bebé me dijo: si es mujer se llamará Lourdes María. Yo le pregunté por qué decía eso si debería tomarme en cuenta para ello, después de todo, el Señor nos ocupó a ambos para engendrar al bebé que esperábamos; fue ahí cuando me platicó de aquella oración cuando iniciábamos nuestro noviazgo.

De acuerdo a las estadísticas del método Billings, había una gran probabilidad de que nuestro primer hijo fuera varón, sin embargo el Señor confirmó que había escuchado sus oraciones por lo que llegó Lulú, Lourdes María.

Gracias Señor por todas las expresiones de tu gran amor.


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