Ismael Aram Galván Cabriales |
En julio de 2004 se nos presentó la necesidad de poder adquirir un coche para que mi hermano y yo nos pudiéramos trasladar a la Universidad, y evitar así el gasto de transporte que se había incrementado muchísimo y se nos dificultaba pagar.
Para ese entonces, mis papás tenían ahorrado: $70,000 para ese gasto, y no encontrábamos un coche de algún familiar O conocido que pudiéramos adquirir con ese monto y nos diera la tranquilidad de que estaba en buenas condiciones.
Nuestros padres nos reunieron a mis hermanos y a mí y nos dijeron que necesitábamos orar como familia, pidiéndole a Dios nos permitiera encontrar un coche en buenas condiciones que se pudiera pagar con lo que se tenía ahorrado y no generar deudas. Celebramos el Día del Señor (CADS) juntos y pedimos al Señor que nos permitiera encontrar el coche.
Para nuestra sorpresa, al día siguiente, buscando en los avisos de ocasión del periódico, encontramos uno que ofrecía a la venta un carro Pointer nuevecito de la rifa del TEC en $66,000. Nos comunicamos con el dueño, quien aceptó recibir $2,000 en señal de trato y el resto, al día siguiente, ya que era domingo y no se podía retirar el dinero del banco.
Resulta que ese coche se lo había ganado un diácono que no lo necesitaba y decidió venderlo, verdaderamente a muy bajo costo, buscando ayudar a alguien (cabe aclarar que en la agencia costaba $84,000.00). Después de hacer el trato, nos dirigimos a realizar el cambio de propietario y a sacar las placas, cuyo gastó fue de $3,800, quedándonos $200 para la gasolina.
Como podemos ver, el Señor es fiel y nos dio más de lo que esperábamos, un carro nuevo.
¡Gracias Señor!
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