miércoles, 5 de abril de 2023

Vida consagrada para mujeres en Jésed

 

Samantha Y. Samaniego







En Agosto de 1993, cuando estaba estudiando mi carrera, me invitaron a MCU y en Oct de 1993 cursé un CNVC (Curso de Nueva Vida en Cristo). Antes del curso yo no sabía que podía tener una relación personal con Dios, que le podía hablar y sobre todo escuchar. Cuando oraron por mí, Dios se convirtió en alguien real, en una persona que me amaba muchísimo. En ese momento me conquistó y me enamoré de Él. Por lo que decidí seguir participando en MCU.

En ese entonces, yo no tenía idea de qué se trataba vivir consagrado a Dios. Pensaba equivocadamente que era algo aburrido, que era para personas sin metas y sin ilusiones de vivir; que se encerraban en un convento toda su vida. Pero el Señor en mi oración personal fue transformando mi mente y comenzó a invitarme a consagrarle mi vida, me decía a través de Su Palabra que me quería como su esposa y en mi corazón iba poniendo un gran deseo de pertenecerle por completo a El.

Esto me daba mucho temor, pues era algo desconocido para mí, además que yo quería seguir evangelizando en la escuela y no meterme a un convento y usar hábito. Pero mientras más tiempo pasaba, cada vez era mucho más fuerte el sentir de que el Señor me llamaba a pertenecerle solo a El.

En MCU, conocí a los Siervos de laPalabra, ellos fueron una gran inspiración para mí, pues vi que eran hombres completamente entregados a servir al Señor, alegres, caballerosos, radicales y que habían optado por no casarse por amor a Dios. Mientras más los conocía, yo quería vivir como ellos aunque no había nada de este estilo para mujeres en MCU, ni en la Comunidad, donde ya estaba participando desde Febrero de 1996.

Después de 4 años y medio de haber conocido al Señor, sentí que ÉI me invitaba a considerar muy en serio la vida consagrada. Por lo que un buen día, mientras hacía mi oración personal, decidí responderle y hacer mi primera promesa individual que daría inicio formal a una etapa de discernimiento.

Esta promesa tenía dos características particulares. Una, era que consideraba la vida consagrada fuera de un convento; esto me gustaba porque me permitiría seguir estudiando, trabajando y seguir evangelizando en un ambiente secular. La otra era que discernía mi vocación para vivirla dentro de la Espada del Espíritu. Esto era muy importante para mí, pues tenía muy claro el llamado del Señor que me invitaba a vivir la vida comunitaria.

Todo esto sucedió en febrero de 1998 y desde entonces comencé a buscar activamente la voluntad del Señor para mi vida. Fui renovando mi promesa cada año hasta que finalmente Dios me regaló que la Espada del Espíritu y la Iglesia acogieran mi consagración en Noviembre de 2004.

Por otro lado, durante los primeros años de discernimiento, yo no supe de alguna otra hermana que estuviera experimentando el mismo llamado, por lo que al principio emprendí sola este caminar; apoyada por el Espíritu Santo y mi Responsable Pastoral. Sin embargo, un anhelo que había en mi corazón, era que el Señor me permitiera vivir este llamado junto con alguien más, para sentirme apoyada y acompañada.

Una vez más, Dios me mostró su gran amor y misericordia al hacerme un gran regalo. Éste consistió en poner a mi lado a Brenda Castillo, quien también sentía el llamado a consagrarse dentro de la Espada del Espíritu. Por lo que, desde enero de 1999, las dos comenzamos a vivir juntas en una casa de formación donde también acogimos a hermanas Brechistas jóvenes misioneros que viven y trabajan en y para distintas comunidades de la Espadadel Espíritu). Nuestro objetivo personal era discernir la voluntad de Dios para nuestras vidas. Allí descubrimos que Dios nos llamaba a consagrarnos dentro de la Espada del Espíritu de por vida, por lo que hicimos juntas nuestra consagración.

Tomar la decisión de consagrarme de por vida dentro del contexto comunitario no fue fácil. Pues, aunque desde los inicios de la Espada del Espíritu han existido mujeres consagradas, éste sigue siendo un camino desconocido.

Actualmente, no hay algo desarrollado para mujeres* en este estilo de vida dentro de la Espada del Espíritu . Es algo que Dios ha comenzado a reconstruir y me siento muy dichosa y feliz de que É1 me ha llamado a ser parte de esta reconstrucción.

Y aunque dudé por algunos momentos de tomar esta decisión, Dios me dio su gracia para escuchar Su VOZ y estar dispuesta a hacer Su voluntad. Ahora soy feliz, viviendo consagrada a Él: me ha desposado. Lo amo y É1 es todo para mí.

*Ya existe la asociación Betania, mujeres viviendo solteras para El Señor



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