martes, 11 de abril de 2023

¡Pedalea Paco, pedalea!

 

Francisco Gregorio Vargas Gutiérrez









Al principio, veía a Dios como el que me observaba, como un juez que llevaba la cuenta de lo que hacía mal para ver si merecía el cielo o el infierno cuando muriera. Era como un presidente, reconocía su foto cuando la veía, pero realmente no lo conocía. Pero luego, opté por entregarle un tiempo de mi vida. 

Pareciera como si ser Brechista fuera un viaje en bicicleta, pero un viaje en bici de dos asientos. Y noté que Dios viajaba atrás de mí y me ayudaba a pedalear.

Realmente, mis hermanos, al llegar a Monterrey, no sé cuándo sucedió; no me di cuenta cuándo fue que Dios me sugirió que cambiáramos de lugares, para que Él tomara el control de mi vida. Lo que sí sé, es que mi vida no ha sido la misma desde entonces.

Mi vida con Dios es muy emocionante. Cuando yo tenía el control, yo sabía a dónde iba. No realizaba cosas muy interesantes, pero lo que hacia era predecible. El camino que yo elegía era la distancia más corta entre dos puntos. Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos; caminos diferentes, hermosos, por las cimas de Montañas, por las cuevas y ríos, a través de lugares con paisajes, a velocidades increíbles. Lo único que puedo hacer es sostenerme y aunque parezca una locura, Él sólo me dice: "Pedalea Paco Vargas"

Me preocupa y ansiosamente le pregunto en mi oración: "¿A dónde me Ilevas Señor?" Él sólo sonríe y no me contesta; lo único que hago en Fe, comenzar a confiar en Él.

Estar en profunda relación con el Señor ha sido una gran aventura, pero cuando le digo: "PADRE estoy asustado", Él se inclina un poco para atrás y toca mi mano.

Para ser sincero, al principio, no confié mucho en el Señor. Darle el control de mi vida era como soltarme al vacío sin ver que hay abajo. Realmente, pensé que Dios me echaría a perder el camino que yo me había trazado; pero me di cuenta de que Él conocía cosas que yo no sabía acerca de andar en bici, por el camino que me haría llegar a su presencia...  secretos de su Divinidad, planes que ha elegido para que siempre vayamos juntos, Dios y yo.

Mi Padre Dios sabe realmente cómo doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos. Y ahora, estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños caminos.

Estoy aprendiendo a disfrutar de la voluntad de Dios y de la suave brisa que sopla El Señor, en mi cara, con su Espíritu Santo ~ante el Santísimo- pero sobre todo, estoy aprendiendo a disfrutar de la increíble y deliciosa compañía de Jesús. Y cuando estoy seguro de que ya no puedo más, Él sólo sonríe, me mira y me dice:

¡Pedalea Paco Vargas, Pedalea!


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