miércoles, 12 de abril de 2023

Milagro de vida

Fernando Vázquez y Diana Castañeda de Vázquez

Después de que estuvimos en MCM y de que tuvimos nuestra primera conversión, tuvimos el ferviente deseo de comprometernos más con El Señor. Así fue como fuimos invitados a vivir vida comunitaria en Jésed; entramos en 1990. Un año después, nuestra Fe se vería seriamente probada.

Mi esposa Diana se encontraba en su quinto y medio mes embarazo cuando repentinamente, empezaron los problemas; y después de intentar impedir el nacimiento prematuro, sucedió que Lupita, nuestra hija, nació muy prematura y con muy pocas posibilidades de vida: pesó 660 gramos. Este día empezó nuestro calvario.

Lupita estuvo 3 meses y medio en el hospital y padeció muchísimo, desde infecciones muy severas, insuficiencias respiratorias, paros cardíacos y una cirugía en el estómago (para mover sus intestinos que ya no tenían actividad). Sus brazos y piernas siempre estaban llenos de agujas, al grado de tener que hacer las transfusiones de sangre y la aplicación de medicamento a través de su cuello, porque sus miembros estaban deshechos.

A todo esto, se aunaba la presión del hospital, porque la deuda estaba creciendo mucho y el seguro de gastos médicos no quería responder. Todo este cuadro, el ver a Lupita sufriendo tanto, partía nuestro corazón. Sólo nos fortalecía nuestra Fe en Dios, y la compañía de hermanos que siempre estuvieron dándonos aliento.

Por supuesto que, a lo largo de la hospitalización, vimos grandes milagros que marcaron nuestras vidas para siempre:

1.- Uno de los días que Lupita se puso muy grave, el médico nos llamó y nos dio la condición de la niña. Nos explicó la gravedad de la situación nos dijo que sólo un milagro podría salvarla. En caso de lograrlo, no sabía en que condición quedaría, ya que todo su organismo estaba seriamente enproblemado; las posibilidades de que nuestra hija quedara con algún tipo de retraso mental, o de salud, eran muy probables. Nuestro corazón latía fuertemente, porque ahora todo era cuestión de Fe, y no sabíamos si realmente la teníamos. Esa misma noche, le entregamos a Dios la vida de nuestra hija y le dijimos, que si esa era su voluntad, se la llevara; pero que no permitiera que sufriera más. Esa misma noche, Lupita empezó a ponerse más grave, al punto de sufrir 3 paros cardíacos a lo largo de la madrugada, y de necesitar varias transfusiones de sangre. Lupita, milagrosamente, comenzó a presentar signos de recuperación hasta quedar estable

2.- En otra ocasión, el cardiólogo nos comentó que Lupita necesitaba una operación urgente, ya que una de sus válvulas no funcionaba. Entró al quirófano y -junto con otros médicos- empezaron a re-evaluar la situación. Después de un largo estudio, el médico salió y nos comentó que no habían empezado la operación, porque Lupita ya no tenía la condición que esperaban. Se disculpó, pues no era común que estas situaciones pasaran; pero nosotros sí supimos qué pasó:. Dios, en su infinita misericordia, la había sanado y había cambiado la situación dañada a una condición normal.

3.- Después de 30 días, la cuenta del hospital era muy alarmante. Habíamos considerado cambiar a Lupita al Seguro Social, pero no lo pudimos hacer por su grave condición. El seguro de gastos médicos nos buscó y nos comentó que nos apoyarían... Esto parece sencillo, pero la gracia de Dios también se manifestó en lo económico, cuando el seguro ya nos había negado el apoyo.

4.- A lo largo de toda esta prueba, siempre vimos hermanos acompañándonos, en oración y con su presencia; fortaleciéndonos cuando más lo necesitábamos, cuando más caídos estábamos. A través de su acompañamiento, la presencia del Dios vivo se manifestó.

5.- Tuvimos una experiencia espiritual muy fuerte, de largas horas de oración (tanto de día como de noche). Incluso durante la primera semana, cuando hacía oración o meditaba, oía en mi interior una gran muchedumbre orando incesantemente -como se escuchan nuestras oraciones en las asambleas. Para mí, eran la corte celestial triunfante y la militante (Jésed), acompañándonos en oración en todo momento


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